lunes, 29 de abril de 2013

Imagen de Madrid. Del pueblo manchego al contenedor oficial de arte, pasando por El Paso y La Movida





El pasado jueves 18 de abril asistí a la charla del Madrid Think Tank en el Colegio de Arquitectos de Madrid, Presente, Pasado y Futuro de la Imagen de Madrid. Los intervinientes eran los siguientes artistas:

Rafael Canogar.

Albert Corbí. 


Javier de Juan. 


Ouka Leele.



Se habló del Madrid del franquismo, del grupo El Paso, de La Movida, del adormecimiento actual ¿Qué se hacía antes aquí en el mundo del arte? ¿Qué hacemos ahora? ¿Por qué? ¿Hacia dónde vamos? Transcribo aquí las notas que tomé: 

Tras la presentación de José Antonio Granero, decano del COAM, comienza hablando Rafael Canogar. Es el mayor de los intervinientes, y por eso va a hablar del Madrid de antes, el que él conoció.

Cuenta que es famosa la frase de un político manchego que dijo que Madrid era un pueblo grande de la Mancha. Esa podía ser la imagen de Madrid entonces, porque había dejado de tener importancia en las artes plásticas hacía décadas. 

Recuerda que en el 51 se produjo la famosa visita de Salvador Dalí a Madrid. El teatro María Guerrero se llenó hasta la bandera. Canogar cita las célebres palabras que dijo: "Picasso es un genio. Yo también (...) Picasso es comunista. Yo tampoco". Entonces Picasso estaba proscrito en España, pero a los artistas sí les facilitaban sus libros en librerías especializadas.

En los 50 se crea el Museo de Arte Contemporáneo, con sede en el edificio de la Biblioteca Nacional. En el 55 se inaugura la galería Fernando Fe, la primera galería que expone arte abstracto en Madrid. Allí surgió el grupo El Paso. Más que la defensa de una estética aquél fue un grupo de acción. Expusieron por primera vez como grupo en la galería de la librería Buchholz. Por todos los lados se daban importantes pasos.

La Bienal de Venecia del 58 fue la consagración del grupo. Allí se reconoció a una gran generación de artistas. No sólo a los de El Paso. También a Chillida, o Tàpies. Todo el mundo se interesó por los artistas españoles. El MOMA y el Guggenheim de Nueva York se pisaban por exponer sus obras. En cualquier cita internacional de arte había un artista español. Luego llegaron las nuevas generaciones, que tenían que matar al padre para buscar su propia identidad.


Ese metal, que resplandece ardiente (Rafael Canogar, 1963)
Barcelona, en los años 50 y 60 era muy cosmopolita. En los 80 eso cambió. Tras la llegada del nacionalismo a Cataluña, Madrid la pasó por encima. 

Todo fue creciendo. Llegaron los centros culturales, fundaciones... Madrid se hace una cita obligada del mundo cultural. También llega ARCO, que es un éxito, en parte debido a las compras institucionales. Madrid se ha hecho un hueco. No le afecta el nacionalismo, pero ya no tiene la importancia que tuvo en los 60. Canogar recuerda un paseo con un personaje internacional, que se sorprendió de la cantidad de instituciones artísticas que había en la ciudad.

Ahora vivimos en un mundo globalizado, que plantea nuevos retos. Esta globalización no es entendida por ciertos políticos. Madrid ha sido una ciudad fantástica, pero últimamente han ocurrido cosas que le alarman, y que pueden dinamitar el espacio de convivencia.

Ahora es el turno de Ouka Leele. Nos dice que va a exponer un vídeo de lo que se hacía antes en Madrid, en concreto en el año 87.

Luego nos cuenta un cuento, que habla de un indio que pide la lluvia, y para ello realiza sus ritos habituales. Sin embargo, alguien se le acerca, y le dice que eso no funciona, porque pide algo que no tiene. Que desea, pero que no puede percibir. Y le dice que pruebe a hacerlo al revés: que cierre los ojos y se imagine el sonido de la lluvia cayendo, el suelo embarrado, su cuerpo empapado, su pelo mojado, el agua resbalándole por la cara, el olor a tierra mojada... El indio lo hace, y al día siguiente llueve.

Este cuento le sirve para realizar una propuesta: dar por sentado que las cosas pueden suceder, y de esta manera sucederán. Ella vive cerca de la Castellana, y se imagina que es un gran parque. Le parece un lugar espantoso, con constante ruido de coches. Le gustaría que cruzar la Castellana deje de ser como cruzar el Amazonas. ¿Por qué no humanizamos las ciudades y las hacemos más naturales?

Se construyen colegios con aspecto carcelario. ¿Alguien puede pensar que es lo mismo educar a un alumno en uno de estos colegios que hacerlo en el Instituto Italiano, por ejemplo?

A ella se la identifica con la época de la Movida. Aquél fue un movimiento sin conciencia política. Todo consistía en proponer arte. El mundo de la cultura miraba a Madrid. ¿Por qué lo hacían? Se escribieron tesis universitarias, vinieron periodistas internacionales... Les decían: qué envidia que estáis en Madrid. Hoy nadie nos envidia.

Se queja de los políticos: deberían dejar hacer a los artistas.

En el Museo del Prado hay un cuadro de Guido Reni que representa el mito de Atalanta e Hipómenes. Leyendo este mito, Ouka Leele conoció cómo aquella pareja de enamorados provocó la ira de Cibeles, que los transformó en leones, y los unció en su carro. 

Atalanta e Hipómenes, Museo del Prado (Guido Reni, 1618-19)
Para difundir el origen de los leones de la fuente de Madrid, Ouka Leele se presentó en el 87 en el despacho del alcalde, Juan Barranco, con un cesto de manzanas de bronce dorado y unos bocetos. Barranco se entusiasmó con el proyecto, y llegó a ofrecer parar el tráfico la Cibeles, algo que al final no fue necesario. La fotografía obtenida fue una de las imágenes más impactantes de su carrera, y forma parte de la historia de la fotografía.

Cuenta que los telediarios se interesaron por aquello, y que algunos periodistas se acercaron para retransmitirlo en directo.

Rapelle-toi, Bárbara (Ouka Leele, 1987)
El vídeo que nos exhibe muestra cómo se elaboraba la escenografía, el maquillaje, la puesta en escena, junto a la fuente de Cibeles, con música ochentera de la Movida, y finaliza con la imagen de Ouka Leele con un pincel, junto a la fotografía finalizada.

El siguiente ponente es Javier de Juan. Comienza hablando del Madrid de los cafés, del Comercial, del Viena, del Gijón. El arte que ellos conocían era el de Camón Aznar, hasta que llegó la generación de Canogar. Las referencias culturales en Madrid eran de los años 30. Luego vino la gauche divine, que todo lo decía en francés. Hasta se llamaba boutique a lo que realmente era una tienda. Después recuerda las salas de billares, donde se reunía con amigos, y las galerías del barrio de Salamanca: Rayuela, que fue muy importante para él, y Juana Mordó.

Cuando llegó su generación, la de la Movida, la sociedad estaba muy politizada. Corrías el riesgo de que se metieran contigo por la calle sólo por la manera en que ibas vestido. Todo eran señas de identidad  (el pelo largo, la corbata...) que te incluían dentro de un grupo político. Su generación estaba cansada, y quería romper con todo, liberarse. Querían reaccionar contra esa España tan politizada.


Era la época del Rockola. No sólo era la sala, también estaban los carteles, que inundaban toda la ciudad. También había conciertos en los colegios mayores. Se editaban revistas culturales: La Luna, Madrid de mata, Madriz.


Cartel de Alaska para el Rock-ola (Alberto Carbonero)
Él vivía en un séptimo piso sin ascensor de la calle Velázquez, porque era lo único que se podía pagar. Un día llamó alguien a su puerta. Esto no solía pasar, porque pocos se atrevían a subir 7 las plantas a pie. Cuando abrió la puerta se encontró con un hombre francés, que le dijo que le había enviado el ministro de cultura de Francia, para se informara de primera mano de lo que estaba pasando en Madrid. Este hombre había llegado a la ciudad, había apuntado los domicilios de los artistas más destacados de la Movida, y los estaba visitando casa por casa.

A mediados de los 90 Madrid se desdibuja. Se le da la espalda a la sociedad civil. Crece la administración. El dinero público entra en todo, y ellos deciden lo que se hace y lo que no se hace. Tenemos muchos contenedores oficiales de cultura. A veces es más importante el contenedor que el contenido. En España tenemos el MUSAC, el MACBA, el Reina Sofía... Hay mucho arte internacional, pero no han contribuido en nada a prestigiar el arte español para que salga afuera. 

Menos mal que ha llegado la crisis del siglo. 

Con todo esto tenemos artistas al servicio de, en lugar de creadores. Ya no quedan billares. Quedan otros Madrid. 

El problema que plantea este encuentro es el imaginario de Madrid. No sólo el nuestro, sino también el de fuera. Lo que salva a Madrid es el tejido social. Un dato: Madrid es la ciudad con más universitarios que en cualquier otro sitio del mundo. Las calles y la vida la hace quien vive en la ciudad. En Madrid tenemos varios ejemplos de revitalización de barrios llevados a cabo por los propios ciudadanos:

- Chueca. Estaba deprimido. Han sido los propios ciudadanos los que llegaron allí, montaron establecimientos y dieron vida al barrio.
- Lavapiés. Ha sido otro perfil de gente, pero tampoco viene de la administración.
En ambos casos se ha permitido que la gente tomara la iniciativa, y no se han puesto impedimentos.
- Barrio de las letras. Esto ha sido artificial, para promover el turismo.
- Fuencarral. Ha funcionado. Se comenzó a crear una calle comercial, y ha habido buenos gestores que han visto lo que estaba pasando y lo han potenciado.

De Juan piensa que cada establecimiento bien diseñado, bien llevado, es Marca Madrid.

La administración debería volver a la mentalidad de los 80: seguir las cosas que se hacen en la calle y dar los medios para que sigan funcionando. Sin embargo no es así. Nos rodean los técnicos de salón, que aportan muchos folios de estudios y de planes estratégicos que se quedan en el cajón. No hay Marca Madrid, hay normas administrativas.

Comenta que a él le han llegado multas a casa porque sus hijos patinaban en la calle. Lo compara con lo que han hecho otras ciudades que han entendido que la gente joven no debe salir de la calle. Que eso es parte de su cultura.

Habla de las naves del Matadero. Son miles de metros cuadrados. Hablaban de que se iba a fomentar en ellas la cultura de aquí, pero la gestión ha sido muy distinta. Lo que se hace realmente es alquilar las naves para que el ayuntamiento gane dinero. Las buenas intenciones se han quedado en nada.

Siempre nos quedará La Castellana. Sin embargo, la han rematado con dos nuevos hitos, uno de Jean Nouvel y otro de Santiago Calatrava. Nouvel ha realizado una acción demoledora, que ha creado un espacio residual junto al Reina Sofia. Calatrava ha hecho un obelisco fuera de escala, muy alto, finito, que parece un quiero y no puedo, un ay... Pero no se queda ahí, sino que tiene un mecanismo que hace que las barras larguísimas se muevan lentamente. El problema es que ese mecanismo es carísimo y, entonces, es casi mejor no ponerlo en marcha. La imagen es penosa.

Madrid es un criadero de políticos. Es la capital, por lo que es lógico. Pero es que hay gestores políticos que no conocen Madrid. No hace mucho estuvo en una reunión en el ayuntamiento. Allí un catalán dijo que Madrid no existía como imagen, que había que inventarla. Se levantó indignado, y se fue. 

En el año 89 estuvo en Nueva York, y alguien le preguntó cuánto ganaba. Tuvo que pararse a pensar lo que había vendido el año pasado. Pero es así, allí es lo que te preguntan. Cuando ha estado en Barcelona le han preguntado de dónde es. Y en Madrid, lo que la gente pregunta es ¿qué bebes? Y es verdad, es lo que la gente aquí suele preguntar. Él entiende que es de Madrid todo el que bebe y vive en Madrid.

Se pregunta si alguien ha buscado en Goggle las palabras Marca Madrid. Si nadie lo ha hecho, él nos va a decir lo que sale: sale el Marca, y el Real Madrid. 

Habla del Plan Estratégico de Posicionamiento Internacional de la Ciudad de Madrid 2012-2015, o lo que podríamos llamar "Marca Madrid". Dice que está colgado en internet, y tiene que repetir el título para que podamos tomar nota. Dice que casi es más largo el título que las propuestas. Son 5 líneas:
1- Innovación. La administración no entiende que la hacen los ciudadanos.
2- Incrementar la presencia de Madrid en el entorno internacional
3- Competitividad económica. Que bajen el IVA, ¿no?
4- Hacer un Madrid internacional
5- Mejorar la conectividad. Es decir, Aeropuerto. Pero si no se habla inglés, y no hay conexión con Asia.

Y la verdadera pregunta es ¿A qué va a venir la gente a Madrid?

Recuerda una exposición en el Reina Sofía sobre diseño español. No se ha tirado de ese hilo.

Habla de la revista Madriz. Se comenzó a editar en el 84-85. A él le dijeron que la revista se iba a llamar Guay, y que sería gratis. Él dijo que no iba a colaborar con una revista que se llamara así, y propuso el nombre de Madriz. Funcionó. El hombre caminando simboliza un viaje hacia el futuro. Con estas cosas sencillas se generó ciudad, tejido, a partir de cosas que hacían los que estaban aquí, los particulares.

 Pisando Fuerte. Revista Madriz (Javier de Juan, 1984)
No se está poniendo en valor lo que tenemos. Los poderes locales han de buscar lo que se está haciendo en todos los campos. Tienen que poner en valor a los grandes profesionales. Una ciudad son sus costumbres. La administración no debe regular en contra de las costumbres. Por el contrario, tiene que potenciar lo que ya existe.

Finaliza su intervención mostrando trabajos recientes sobre imágenes de la ciudad.

El último interviniente es Albert Corbí. Él no es de Madrid, vino hace muy poco. Pertenece al tipo de gente que no es de ningún sitio. Eso para él es una putada, porque carece de referencias.

Habla de la vida de mercado. De una identidad diluida. Cuando piensa en Amsterdam o en Berlín no piensa en su imagen. Existe una generación de artistas para los que la imagen es su fin. Pero para él generar una imagen es perderse en un barullo de imágenes. Él prefiere una idea vieja: trabajar por analogías. Ver cosas a través de otras cosas. Sin transparencias. Parte de principios que probablemente están equivocados. No quiere competir con la imagen de Love NY, que por otra parte le parece malísima.

El Madrid que pretendía crear una imagen de si mismo ha resultado fallido. No ha creado una imagen como residuo de lo que pasa en la ciudad. Por otra parte a veces, para crear una imagen de una ciudad, hay que levantar una arquitectura monstruosa.

Él propone, como imagen de una ciudad, la idea del libro. Cree que la ciudad, todas las ciudades, deberían configurarse como un libro que se va escribiendo. Lo contrapone con las urbanizaciones de la costa, que no tienen nada dentro, porque son meras imágenes.

Acumulación (Albert Corbí, 2013)

Finalizadas las intervenciones, José Antonio Granero hace un elogio del encuentro. Propone que este evento no se quede en un evento, sino que seamos activistas, como los activistas de la Thermomix, que van haciendo publicidad de ese aparato siempre que tienen oportunidad. Madrid sí que necesita activistas de Madrid. Hablamos mal de Madrid. No nos gusta Madrid. Sin embargo el vídeo que hemos visto hoy de la Cibeles ha sido estupendo. Sin embargo, hoy sólo puede acceder a ella el Real Madrid.

Ouka Leele dice que no hay que fabricar ninguna marca. La verdadera marca nacería de la pasión. La idea no es fabricar una marca, sino vivir. No hay que esperar la subvención. Hay que devolverle al artista su lugar. Ahora en su lugar está el comisario. Está de acuerdo con Albert en que estamos arrasados por la imagen, y propone crear una imagen de ensoñación.

Javier de Juan dice que hay que poner en valor lo que se hace aquí. La sociedad civil tiene que asumir una responsabilidad que ha dejado en manos de otros.

Rafael Canogar opina que esta ciudad no tiene nada que envidiar. Hay mucha creatividad. La oferta artística estará a la altura de lo que la sociedad necesite.

Albert Corbí dice que quizá hay que rehabilitar. Las ciudades están en un movimiento bestial. El reto que tiene Madrid es cómo superar ese nuevo espacio donde la identidad es líquida, y donde es tan difícil construir esquemas ordenados. Cree que la oferta cultural es preciosa. Que es una ciudad muy fresca. Lo que a él le parece interesante es fomentar espacios de sinergia, donde los habitantes se reúnan. Hay que evitar la soledad. Habla del origen de la democracia en el ejército griego, donde las clases sociales se reunían, charlaban y contrastaban opiniones. Le gustan unos locales que frecuentó en Berlín, en Amsterdam o en Basilea, donde se sentaba en mesas corridas y otras personas desconocidas se podían sentar con él, y establecer una conversación. En Bilbao también encontró espacios de sinergia, cuando acababa su jornada e iba a tomar algo después con sus compañeros. Esa idea de ciudad, como lugares de encuentro, es la que le seduce.