domingo, 12 de enero de 2014

Buscando la Belleza, en el Louvre, sin Ramón Trecet

Comencé a escuchar Diálogos 3, el programa de Ramón Trecet en Radio 3, cuando yo aún estaba en el instituto. Seguí escuchándolo mientras estudiaba Arquitectura, pero fue entonces cuando el horario me venía peor, y cuando empecé a escuchar otros programas de la misma emisora. Al principio fue El Ambigú, de Diego Manrique. Después, muchos otros: Peligrosamente Juntas, Una hora con Jazz, El Mono Temático, Cuando los Elefantes Sueñan con la Música, Videodrome, A todo Jazz, La Estación Azul, Flor de Pasión, El Trópico Utópico, Discópolis... Ya han quitado casi todos, y ahora apenas pongo Radio 3 aunque, si tengo la oportunidad, aún escucho Sonideros, o Melodías Pizarras.

Sin embargo, siempre me gustó la voz y el estilo de Trecet, entre espiritual, profundo y melancólico, y nunca olvidé la recomendación que repetía todos los días, al finalizar su programa: Buscad la belleza, que es la única protesta que merece la pena en este asqueroso mundo.

Ramón Trecet, buscador de la belleza
Yo no soy tan radical, y sí más vitalista. Creo que hay muchas cosas que merecen la pena en este mundo no tan asqueroso. Pero como pose estética me parece una gran frase.

Pasó el tiempo. Aprendí a dibujar, a hacer fotografías, a apreciar la buena literatura, el buen cine, la buena arquitectura, el arte en general. A viajar, a disfrutar de la belleza, a buscarla.

En 2008 Trecet se marchó de Radio 3 por desavenencias con la dirección, y dejó de emitirse su programa. Dos años después viajé con mi novia a París, donde pasamos 10 días. Uno de ellos, entero, lo pasamos en el Museo del Louvre, buscando la belleza.

Había planeado ese día con todo detalle. Nos levantamos a las siete de la mañana. De vacaciones, sí. Nos duchamos, salimos del Hotel Internacional, donde nos hospedábamos, y tomamos un café con croissants en la cafetería La Fauvette, en la Avenida Parmentier. No estábamos en zona turística, sino a unas manzanas. Aquella era una cafetería sencilla, de barrio, donde desayunaban con nosotros a esa hora, en la barra, señoras y señores que se iban a trabajar.

Cogimos el metro en Goncourt y a las 8:35 ya estábamos haciendo cola en el acceso subterráneo al que se llega directamente desde la estación de metro Palais Royal - Musée du Louvre. Teníamos unas 30 personas delante. La visión del gran lucernario con forma de pirámide invertida y opuesto a otra pequeña pirámide de piedra sobre el pavimento presagiaba una visita interesante.

Acceso subterráneo al Louvre
Oposición de las dos pirámides
El objetivo nº 1 era ver a la Mona Lisa con el menor número posible de turistas alrededor, para poder contemplarla tranquilamente durante unos segundos, y poderle tirar una foto aceptable. Después, ver el resto del museo, hasta que cerraran.

Abrieron las puertas a las 9:00. Pasamos por debajo de la gran pirámide central y tomamos las escaleras de la derecha. Luego fuimos siguiendo todas las indicaciones hacia la pintura italiana que nos íbamos encontrando, sin correr, pero a paso de marcha. En lo alto de una enorme escalinata nos salió al paso la Victoria de Samotracia. No pude evitar detenerme unos segundos a hacerle unas fotos.

La Victoria de Samotracia, sobre la proa de un navío. 
Hacia 190 a. C.
Había dibujado esta otra vista de la Victoria cuando era estudiante, a carboncillo, y aún cuelga de la cabecera de mi cama, en casa de mis padres.


Ahora la están restaurando, con ayuda del crowdfunding, para devolver a los mármoles las tonalidades originales.

Nos habían adelantado un par de personas, pero continuamos nuestro paso ligero, siguiendo las indicaciones, hasta dar con la sala donde se expone la Mona Lisa, el cuadro más famoso de la historia. No éramos los primeros, pero apenas había 4 ó 5 personas contemplándola, alrededor de un cordón de seguridad de unos ¿5? metros de radio, detrás de un vidrio blindado. Realmente, no se podía percibir ningún detalle de la pintura a esa distancia. La miré unos segundos, e hice la mejor foto que pude, con mi modesta compacta Fuji f10, alargando el brazo. Después de recortar la imagen en casa, esta es la foto que puedo mostrar:

Mona Lisa. Leonardo da Vinci.
77x53 cm, a unos 5 metros de distancia, tras su vidrio blindado de 40 mm de espesor.
Empezaba a entrar cada vez más gente en la sala, y todos venían a ver la Mona Lisa. Enfrente de ella estaba Las Bodas de Caná, del Veronés, un cuadro enorme de casi 7x10 metros, con una composición muy compleja y hermosos colores venecianos, al que nadie prestaba mucha atención.

Las Bodas de Caná. El Veronés
Salimos al corredor, y no volvimos a esta sala hasta la tarde. Este era su abrumador aspecto a eso de las cuatro:


A las 9:20 aún, y ya fuera de la sala de la Mona Lisa, pero cerca de su entrada, había otras dos obras de Leonardo a las que sorprendentemente nadie estaba prestando ninguna atención. Pude contemplarlas de cerca, y apreciar su sfumato tranquilamente, sin nadie a mi lado. Todos estaban dentro, viendo a Mola Lisa.

La Virgen de las Rocas. Leonardo da Vinci
La Virgen, el niño Jesús y Santa Ana. Leonardo da Vinci.
Siempre que le he contado a alguien que estuve un día entero en el Louvre se ha quedado atónito. Me pregunto si esta reacción está tan extendida realmente, pero supongo que si vas a pasar sólo 3 ó 4 días en París, que puede ser lo habitual, no se te ocurre hacerlo. Nosotros, con nuestros 10 días, nos lo pudimos permitir. Pero además no se nos hizo nada pesado. Creo que para eso influyó mucho la combinación de pintura y escultura de tantas distintas culturas y períodos, y su enorme calidad. Voy a mostrar aquí sólo algunos ejemplos de nuestro recorrido de ese día en busca de la belleza, a modo de aperitivo, para tratar de animar a los escépticos.

Primero, un poco de pintura italiana, camino del arte egipcio, nuestro objetivo nº 2.

Salas de pintura italiana, en el Louvre
La Virgen y el niño con Santa Catalina y un conejito. Tiziano
Crucifixión. Andrea Mantegna
Virgen con niño y san Juanito. Botticelli.
Coronación de la Virgen. Fra Angelico
Estuvimos viendo arte egipcio hasta las 12:00. No había mucha gente allí. No sé a ustedes, pero a mí me fascina.

Horus, o el Halcón
La diosa Bastet, representada como un gato. XXVI dinastía (664 - 610 a. C.)
Los ojos son incrustaciones de vidrio de color

Aquí tienen a Osiris en medio de su hijo Horus y su esposa Isis. Figuras de oro, pilar de lapislázuli. Osiris lleva tiara. Horus, cabeza de halcón y la doble Corona Real (Alto y Bajo Egipto). Isis, cuernos de vaca y disco solar.

Osiris en medio de Horus e Isis. Dinastía XXII (874-850 a. C.)

¿Los Óscar egipcios?




¿Han oído hablar de Ramsés II? Aquí aún era un muchacho:

Placa votiva de Ramsés II. XIX dinastía (1279 - 1213 a. C.)
A éste le falta la peluca, que se labró como pieza independiente, pero se perdió:

Cabeza Salt, o cabeza roja. Periodo de Amarna


Estatua en diorita del dios Amón, protector de Tutankhamón.
XVIII dinastía (1.336-1.327 a. C.)

¿Quién no ha tenido esta imagen del escriba sentado en su libro de historia? 

Escriba sentado. Saqqara, IV Dinastía
No se sabe nada sobre su identidad, pero es de un realismo espectacular. La estatua es de piedra caliza, pero sus ojos están tallados en cristal de roca, cuarzo blanco y ébano. Aquí pueden ver un detalle:

Realizada entre 2.480 y 2.350 a. C. 53,7 cm de altura.
¿Y qué me dicen de este bigote? Es una de las más antiguas representaciones de un personaje adornado con uno.

Mayordomo Keti.
VI dinastía (2.350-2190 a. C.)
¿Y este enano simpático? Es un genio o dios familiar protector de la casa, del sueño y de la alegría de la danza, al parecer muy popular no sólo en Egipto, sino en todo el Mediterráneo, en la antigüedad. Se llama Bes, y parece ser que el nombre de Ibiza deriva de él.

Dios enano Bes.
Más animales. Viva la idolatría:




Toro sagrado Apis
Halcones embalsamados, en sus pequeños sarcófagos
¿Y esto les impresiona, o no? En directo, les aseguro que sí impresiona:

Momia cubierta. Época ptolemaica.
Más belleza egipcia:



Esta era la cola que se podía ver desde una de las ventanas del museo, a media mañana:


Más:

Barca que cruza al difunto al país de los muertos
Faraón representado como Dios Apis
El dios Horus entrega el Anj (vida) al Faraón
Horus. Oro y lapislázuli
Gran esfinge de Tanis. 2600 a. C. Cuerpo de león y cabeza de Rey
Poco después de las 12:00 fuimos a comer. Hay que adaptarse a los horarios del país, y no queríamos encontrarnos llenos los restaurantes que hay en el complejo, a la salida del museo. Por unos 12 euros pudimos comer un menú bastante aceptable, después de elegir entre varias opciones. A las 13:30 estábamos de vuelta, sin necesidad de pagar ningún suplemento o de volver a hacer cola.

De nuevo dentro del museo
Siguiente objetivo: Escultura grecorromana.

Este esconde una sorpresa por delante: 

Hermafrodita Borghese. Copia romana de un origial griego
Hermafrodita era hijo de Hermes y Afrodita, de quienes recibe el nombre. La escultura es una copia romana de un original griego. El colchón sobre el que descansa fue esculpido por Bernini en 1.619.

La siguiente es otra copia romana de una escultura helenística. Representa al viejo Marsias castigado por Apolo por haberle vencido en una competición musical. Remite a reflexiones griegas sobre la capacidad humana de equipararse a los dioses, y sobre el orgullo desmesurado. Es un referente de representaciones del Cristo crucificado:

Marsias despellejado por Apolo. Siglo II a. C.

A ésta supongo que la conocen. La descubrió un campesino en la isla de Milo, en las Cícladas, en 1820, y se la vendió a Francia. Aunque se conoce por su nombre romano, realmente representa a la diosa griega Afrodita:

Venus de Milo. 130-100 a. C.
La siguiente es la Venus de Arlés. La encontraron en 1.651, en el teatro romano de Arlés. La manzana y el espejo fueron añadidos en una restauración del siglo XVII. Probablemente es una copia de la Afrodita de Thespies, del clásico escultor griego Praxíteles.

Venus de Arlés. Obra romana, Siglo I d. C.
Al fondo de la Venus de Arlés se puede ver la expectación alrededor de la Venus de Milo. ¿No creen que esta otra se debía sentir un poco sola?

El que sigue es Ares, dios de la guerra. Es la estatua más completa y mejor conservada de una serie de réplicas romanas que reproducían un original griego desaparecido.

Ares. Siglo I-II d. C.
¿Han oído hablar de la sonrisa etrusca? Aquí están los esposos, sonriendo al visitante: 

Sarcófago de los esposos. Finales del siglo VI a. C.

Todavía más. Ahora, escultura del renacimiento:

Esclavo moribundo. Miguel Ángel
Esclavo rebelde. Miguel Ángel
Neoclásica:

Cupido y Psique. Antonio Canova.
Persa. Atención a este capitel de una de las 36 columnas de la sala del trono, o Apadana, del palacio de Darío I en Susa. Este es el capitel. ¿Se imaginan la columna? ¿Y la sala?

Capitel  de la sala del Trono. Susa, Irán. 510 a. C.
Asa de plata de una vasija en forma de Íbex saltando. 400 a. C.



Friso de los arqueros. Palacio de Darío I. Susa, Irán. 510 a. C.

Asiria:

Toro alado que guardaba las puertas del palacio de Khorsabad. Asiria. 721-705 a. C.
Detalle

Mesopotamia:

El rey Gudea de Lagash en oración.
Estatua de diorita. Hacia 2.200 a. C.
La siguiente está considerada una obra maestra por su conservación, calidad y estilo expresivo. Está hecha en alabastro, hacia el 2.400 a. C.

El superintendente Hebih-il, de Mari. 

Ahora uno de los conjuntos de leyes más antiguos que se han encontrado, y el mejor conservado: el Código de Hammurabi. Es un bloque de basalto de 2,50 metros de altura, tallado en 1760 a. C. La fotografía representa la parte superior del bloque, donde el dios sol de Mesopotamia, Shamash, con larga barba y sentado, comunica a Hammurabi, rey de Babilonia, las leyes que están inscritas más abajo, en caracteres cuneiformes acadios. El rey escucha las leyes de pie. ¿Antecedente de Moisés en el Sinaí? Fue restaurado en 2.003.

Código de Hammurabi
Estatua de león de cobre, con incrustaciones de piedra caliza en los ojos.
Templo de Mari. Hacia 2.000 a. C.

Estatuilla de Iddi-Ilum, príncipe-gobernador de Mari. 2.090 a. C.
Siglo XIX.


Retorno a la pintura. Belleza del renacimiento italiano:

La bella jardinera. Rafael
Retrato de Baltasar Castiglione. Rafael
Belleza española. También estamos allí:

Cristo en la Cruz, con dos donantes. El Greco
Niño espulgándose. Murillo
La Deposición de Cristo. José Ribera
La reina Mariana de Austria. Velázquez
Supongo que conocéis a la princesa Margarita, la de las Meninas. Es la que irrumpe en el salón del viejo Alcázar de los Austrias mientras Velázquez está pintando a sus padres, los reyes, que se reflejan en el espejo del fondo.

La princesa Margarita. Velázquez
Parece ser que hay un poco de polémica sobre la verdadera autoría de este último. Podéis echar un vistazo aquí: http://www.elmundo.es/elmundo/2006/12/25/cultura/1167052086.html

Mujer joven con abanico. Goya
Rusa.


Británica.

Confluencia del Sena con el Marne. Turner
Francesa. Este es otro clásico de los libros de Historia:
La consagración de Napoleón. Jacques-Louis David
Otro más: 

La Libertad guiando al pueblo. Delacroix
La muerte de Sardanápalo. Delacroix
Unas vistas desde lo alto de aquella ala del Museo:

Pirámide de Cristal, de Ieoh Ming Pei

Arco de triunfo del Carrusel. Al fondo, la Torre Eiffel

Holandesa:

Este que viene está considerado el maestro de la luz matizada de los países del norte:

La encajera. Johannes Vermeer.
Este otro no necesita presentación:
Filósofo meditando. Rembrandt
¿Qué creen que le estará pasando por la cabeza a Betsabé en este momento?
Betsabé recibe la carta de David. Willem Drost
Cerraban a las 18:00, pero a las 17:45 nos empezaron a echar de allí los de seguridad. Cogimos el metro y nos fuimos a cenar al hotel pero, antes de subir, nos tomamos unos vinos de Burdeos (unos 4 € el cuarto de litro, creo recordar, un vino bastante aceptable) en la terraza de la Fauvette, mientras mirábamos pasar a los parisinos por la acera y hablábamos de todo lo que habíamos visto. Ese momento fue sencillo, económico y humilde, pero también fue bello, aunque esto ya no lo pude captar en una fotografía.


Hace un año me registré en facebook y comencé a seguir a un grupo de esa red que se llama Diálogos 3 por Ramón Trecet, un club de fans donde se comparte el estilo de música, entre New Age y Músicas del Mundo, que se emitía en el programa. Algunos temas son buenos, algunos pocos muy buenos. Pero no está su voz, ni están sus comentarios profundos y pausados. Y no es lo mismo.


¿Me permiten que les diga una cosa? Creo que lo más importante no es buscar la belleza, sino saber encontrarla en nuestra vida más o menos rutinaria, y compartirla con las personas que la valoran y que nos hacen sentirnos bien. Aunque para darse cuenta de eso haya que irse muy lejos, y llegar a conocer muchas cosas.

En realidad buscar la belleza es otra manera de buscarse a uno mismo.