lunes, 8 de diciembre de 2014

Paseo otoñal por la Casa de Campo


La Casa de Campo es el mayor parque de Madrid.


Pinares de El Zarzón, cerca de Campamento.


Es el tiempo.

Dicen en la Wikipedia que es dos veces más extensa que el Bois de Boulogne de París, cinco más que el Central Park de Nueva York y seis y media más que el Hyde Parkde Londres. 


Arroyo Meaques, a su paso por el Zarzón.


Tronco de fresno, con misterio dentro, en la Fresneda.

Pero, a diferencia de aquéllos, está situada fuera de la ciudad, no integrada dentro del área metropolitana. 

Puente de la Culebra. Pretil de ladrillo de la embocadura.


Puente de la Culebra, de Francesco Sabatini, 1782. Fue hecho construir por Carlos III.

Esto hace que no sea conocida por muchos madrileños.

Pretiles ondulantes. Puente de la Culebra.

Estanque Chico. Un pequeño embalse del arroyo Meaques.

La prostitución que hubo hasta hace pocos años en una de las carreteras que la cruzaban la creó muy mala fama. Hay madrileños que todavía no se acercan por allí.

Escarcha.


Álamos.

Estos terrenos no estaban lejos del pabellón de caza que Enrique III se hizo construir en el Monte de El Pardo, a finales del siglo XIV.

Más álamos.


Robles.

La riqueza cinegética de El Monte de El Pardo tenía fama desde la Alta Edad Media.

Olmos.


Pinar de las Siete Hermanas.


Fue cazadero real desde tiempos de Alonso X el Sabio, que lo utilizaba para monterías. 

Más olmos.


Fotógrafo buscando.

Esto fue uno de los motivos por los que al final la corte se acabó instalando en Madrid.

Rotonda.


Olmos y plátanos.

La finca de la Casa de Campo era propiedad de los Vargas, uno de los linajes nobiliarios más antiguos e importantes del Madrid medieval. 

Paseantes al fondo.


Colores.

Allí Francisco de Vargas se construyó una "Casa de Campo" en el siglo XVI.

Círculos amarillos.


Cruce de caminos, hojas amontonadas.

Felipe II, antes de instalarse en el Alcázar de Madrid, se propuso llevar a cabo una serie de compra de fincas y de expropiaciones para aislar a su futura residencia y disponer de más intimidad. 

Olmos amarillos.


Avenida arbolada de plátanos de sombra. Todas las ciudades deberían tener una.

También se propuso disponer de un largo bosque privado entre su residencia en el Alcázar y su palacete en El Monte de El Pardo, para poder desplazarse de un lugar a otro tranquilamente sin ser molestado.

Paseo lateral en la avenida.


Más colores, en un lateral.

Para conseguir ambas cosas ordenó a su secretario, desde Bruselas, la compra de terrenos en las proximidades del Alcázar de Madrid.

Más olmos, en otro lateral.


Plátanos y olmos.

De esta manera compró, entre otras, la finca de la Casa de Campo, al otro lado del río Manzanares.

Otra avenida arbolada de plátanos de sombra, soleada.


Pintura de Félix Castello. Casa de campo en 1.634.

Luego encargó acondicionar la casa de los Vargas a Juan Bautista de Toledo, como palacete de recreo, con jardines de estilo italiano y varios estanques de agua.

Olmos y castaños.


Troncos negros, hojas amarillas.

En 1.931, con la Segunda República, el gobierno cedió la finca al Ayuntamiento de Madrid, y se convirtió en parque público. 

Castaño.


Hojas sobre asfalto. Distintos colores.

En la Guerra Civil fue frente de guerra durante casi toda la contienda, desde la batalla de Madrid hasta la entrada de los nacionales en la ciudad. En ese tiempo perdió casi todo su patrimonio histórico. 

Paseantes y ciclistas. Hay sitio para todos.

En los años 50 y 60 se ocupó la zona próxima a la carretera de Extremadura con distintas construcciones: la Feria del Campo, el Parque de Atracciones y el Zoo. En el Lago se instalaron restaurantes y terrazas. También se abrieron accesos rodados y se tendió una línea de metro en superficie.

Hojas de olmo.


Hojas de plátano.

En 2.007 se cerró al tráfico la carretera de Rodajos, la única por la que aún se permitía en horario restringido. Fue el fin de la prostitución que quedaba en la zona.

El Lago, resultado de la unión de dos de los estanques que hizo construir Felipe II.

Gorriones acechando miguitas en las terrazas del Lago.

Todos los domingos del año se puede ver a gente paseando por la zona, a pie o en bici, sobre todo a lo largo de los caminos que discurren cerca del arroyo Meaques, o por la carretera de Rodajos.

Torre de Madrid, Edificio de España, Torre de la Telefónica, Palacio Real, Catedral de la Almudena.


Volando sobre el Lago.

Sin embargo, el mejor momento para pasear por allí es finales de noviembre. No les digo por qué.