lunes, 11 de marzo de 2013

Planes Generales de Madrid. Directores de teatro y profesores de esgrima.




El pasado miércoles 27 de febrero asistí a la charla de Madrid Think Tank en el Colegio de Arquitectos de Madrid, Pasado, Presente y Futuro de Madrid desde el Planeamiento. Los ponentes eran los siguientes:

Eduardo Leira / Director PGOUM 1985 
Luis Rodríguez-Avial / Director PGOUM 1997 
José Luis Infanzón / Director Revisión del PGOUM, Horizonte 2015 
José Antonio Granero / Decano del COAM 
Carlos Lahoz / Arquitecto Urbanista, Director/Ideador MTT 
Bernardo Ynzenga / Arquitecto Urbanista 
Joaquín Mañoso / Arquitecto Urbanista


Transcribo aquí algunas notas que tomé. Creo que explican unos cuantos aspectos del pasado de esta ciudad, y plantean algunas claves de su futuro.

Eduardo Leira comienza la ponencia argumentando que en 1985 Madrid perdía población. El objetivo de aquel plan general era contener esa pérdida, y por ello se propuso rodear la ciudad con un anillo verde que acotaba las áreas urbanas. Se quería rematar la ciudad existente. Para ello, entre otras cosas, se apoyó el transporte público, algo que no mucha gente compartía entonces, y se idearon los intercambiadores, cuya terminología hizo fortuna.


En aquel momento la única demanda de vivienda que había en Madrid era la de aquellos ciudadanos que ya tenían una y querían otra mejor, debido al aumento de su poder adquisitivo. En 1975 los hogares españoles se mudaban de vivienda 1,1 veces a lo largo de su vida. En los Estados Unidos esta cifra llegaba a 7 veces. Parece ser que aquí no se previó un cambio en ese sentido. Además, entonces la vivienda usada no era un bien hipotecable en España. A finales de los 80 sí que lo sería. Esto haría cambiar muchas cosas.


Sucedió que a finales de los 80 hubo un fuerte crecimiento económico, y no había suelo para edificar. Entonces se criticó mucho que este plan no hubiera sacado suelo urbanizable. Leira contrapone esto al excesivo suelo urbanizable que sacó el plan del 97. Según él estuvo bien que su plan no sacara nada de suelo y muy mal que el del 97 sacara tanto. La consecuencia directa de esto último habría sido, en última instancia, la crisis que aún soportamos.


Después Leira realiza algunas propuestas para el nuevo plan, cuyo avance se está redactando actualmente. Estas son algunas: Rematar la ciudad del 85. Crear unas áreas de oportunidad en la ciudad, que sean más dinámicas. La operación campamento le parece algo descabellado (la mejor manera de desarrollar esa área sería protegiéndola de la A5). Rehabilitar y mejorar lo existente. Remodelar la periferia de los "Sanchinarros". Crear lugares de actividad en las estaciones del metro. Dar más incentivos e imponer menos prohibiciones. Favorecer las actividades 24/7, ya que hay mucha demanda. Reducir el número de edificios vacíos, y transformarlos en edificios de apartamentos. Peatonalizar la Gran Vía. Remodelar las líneas de la EMT, de manera que haya unas líneas secundarias que abastezcan otras principales, con nuevos intercambiadores, más amables.


El siguiente ponente es Luis Rodríguez-Avial. Dice que en el Plan del 97 se propusieron llevar al límite la edificabilidad del municipio. Por eso se sacó todo el suelo urbanizable que no se había sacado en el 85. Mucho suelo para edificar, puesto que había mucha demanda. También se propusieron operaciones estructurales con criterio de centralidad, es decir, de manera que no se volvieran a crear más barrios dormitorio dependientes de los servicios del centro. Se continuó la tarea de protección del patrimonio iniciada en el 85, pero individualizándola. Para ello se catalogaron todos los elementos susceptibles de ser protegidos. Se trataron de incorporar los criterios de medio ambiente y sostenibilidad.


Como aciertos de su plan, Rodríguez-Avial cita las instalaciones deportivas de alto nivel para los Juegos Olímpicos, la recuperación del casco antiguo, y la protección del área cultural Recoletos-Prado. Como errores, el primero, e involuntario, confiesa, el exceso de documentación y legislaciones. El resultado final fueron 4.500 planos y 35.000 hojas DIN A4. Además, esta documentación está siendo sometida a una revisión constante, como se puede ver en la última edición del compendio de las normas urbanísticas. En algunas páginas de éstas las notas a pie de página ocupan casi toda la página. Otro error que confiesa es el criterio de que los miradores no consuman edificabilidad, que ha generalizado su uso, con unos resultados estéticos bastante dudosos. Otro, la poca efectividad de la liberalización de los patios de manzana, los conocidos como patios azules.


Rodríguez-Avial hace algunos comentarios más. Dice que el planeamiento es hijo de las circunstancias políticas, legislativas y económicas del momento en que se redactan. Dice que en el 97 se acababa de pasar una crisis y que había optimismo de cara al futuro, por eso fue más desarrollista y liberal que el del 85. Sin embargo, ninguno de los dos fue efectivo contra la especulación del suelo. Lamenta la carencia de un plan regional de estrategia territorial en el momento de redactarse el plan, que hubiera dado unas directrices básicas a seguir.


Finalmente propone, para el plan de 2015, la mejora de lo existente. El planeamiento debería ser más abierto y flexible.

José Luis Infanzón está de acuerdo en que cada plan es producto de su tiempo. Las limitaciones que él encuentra en la redacción de su plan son las siguientes: La legislación, con origen en el año 56, es de carácter desarrollista (no es lo más operativo para la regeneración de la ciudad existente). La ausencia de planeamiento territorial, con directrices, por ejemplo de movilidad (tampoco debería excederse en sus competencias). Los planes generales son instrumentos poco flexibles (deberían serlo más, pero una norma tampoco puede ser un instrumento flexible). Lo fundamental es regular los usos del suelo y su intensidad.



En los próximos meses se presentará el avance del plan, donde se determinarán sólo elementos estructurales.

En un preavance de este próximo plan se realizó un diagnóstico, que consistió en un análisis del plan del 97, un diagnóstico de la ciudad existente, y unas propuestas estratégicas de la ciudad, en las que se proponen oportunidades económicas, una ciudad sostenible, y cohesionada social y territorialmente.



Se propone una mezcla de usos en la ciudad, con la idea de flexibilidad de usos, en función del impacto de la actividad, no de la actividad en sí. Unos indicadores dinámicos, que serán un sistema de indicadores de vulnerabilidad, en las zonas de crecimiento de los años 50, 60 y 70, las más desfavorecidas, que cubren un total de 146 ámbitos, 80.000 habitantes. Se buscará en ellas un equilibrio entre actividad y residencia, y una búsqueda de centralidad potencial.

También se proponen unos corredores urbanos, que formen conexiones entre espacios libres. Un posible plan director de bulevares, con presencia de arbolado y movilidad sostenible.



En la cuestión del Patrimonio, considera que ha habido un movimiento pendular. Es muy importante cambiar de visión. Ahora se pretende valorar todo de acuerdo a su valor dentro de la ciudad. En lugar de varios catálogos se hará uno único, de edificios y estructuras urbanas. Se completará con arquitectura contemporánea. La mejor manera de conservar estos edificios y estructuras es que se integren en la ciudad. La pregunta será ¿cuáles son los valores a proteger? Por ello se va a revisar todo el catálogo.



Como nota que puede dar una idea de la evolución en la redacción de los planes, Infanzón comenta que el plan del 85 se redactó en papel, el del 97 prácticamente en Autocad, y el del 2015 se está redactando con sistema GIS de cartografía.

Ahora pasamos a los comentarios y preguntas.


Bernardo Ynzenga dice que los planes generales tienen fechas de caducidad muy tempranas, para el trabajo tan ingente que suponen. Tienen contenidos excesivos y fecha de caducidad rápida. Creo que todos estamos de acuerdo.


Se comenta que un plan general debería ir a lo esencial.


Rodriguez-Avial vuelve a comentar la importancia de un plan director territorial, de nivel regional, algo con lo que Leira no está muy de acuerdo. Con un instrumento así un político no puede improvisar, como suele suceder lamentablemente, y debería ceñirse a unas directrices que se conocen. Por eso a los políticos no les gustan estos planes. Un ejemplo actual: la improvisación de Eurovegas.


Ante las críticas recibidas por la cantidad de suelo urbanizable de su plan, Rodríguez-Avial argumenta que la demanda de suelo era muy grande, y que el problema real es que la legislación obliga a urbanizar y edificar en plazos de 4 años. Admite, sin embargo, que no estuvieron finos en el tamaño de aquellos PAU. La existencia de un plan director territorial entonces probablemente le habría servido para tomar otros criterios. En cuanto a su resultado estético, no fue el responsable de la redacción de los planes parciales que los desarrollaron.


Infanzón habla de la diferencia entre un director de teatro y un profesor de esgrima, y compara ambas actitudes con la de un plan general, que se debería parecer más a la figura de un profesor de esgrima, menos controlador de todas las situaciones, más flexible y capaz de adaptarse a las circunstancias.

Se habla de la legislación. Realmente no se sabe cuál es el contenido que deberían tener los planes generales.


Ante la pregunta de cómo se debe elegir al director de un plan general, Leira comenta que tiene que ser una persona de confianza del político. Rodriguez-Avial no lo sabe, pues a él lo eligió Álvarez del Manzano sin siquiera haberlo conocido antes. Le hizo mucha ilusión, y recuerda que entonces invitó a comer a Leira para que le contara su experiencia y sus criterios. Infanzón comenta que este plan no se ha externalizado, pues lo están desarrollando desde el ayuntamiento. Comenta que su responsable político les iba haciendo preguntas, de vez en cuando, que ellos tenían que responder en un plazo determinado. Así acabaron eligiéndolo finalmente a él. Parece ser que la respuesta a una de las preguntas, que fue la que le dijeron que terminó por hacerle ser elegido como director, fue que consideraba que el planeamiento tenía que ser más flexible y su gestión más sofisticada.


Cuando salgo de la charla voy pensando que los planes generales son enormes paquidermos a los que les cuesta moverse y adaptarse, que tienen enormes consecuencias en la vida cotidiana de todos. La responsabilidad es inmensa.




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