domingo, 3 de febrero de 2013

Carlos Hurtado Casanova

Cuenta la leyenda que cuando Cristóbal Colón volvió de su primer viaje a lo que él creía las Indias, cargado de plantas y animales exóticos y hablando de las nuevas tierras descubiertas, los aristócratas españoles, envidiosos de su hazaña, comentaban entre ellos que no había sido para tanto. Tan sólo había que haber navegado hacia el oeste para conseguirlo, decían. Una vez uno de ellos se lo echó en cara delante de un grupo de personas. Colón, tranquilamente, le retó a que consiguiera poner de pie un huevo encima de la mesa. El aristócrata lo intentó, pero no fue capaz. Entonces Colón cogió el huevo y, apoyándolo suavemente de pie, le dio un ligero golpecito contra la superficie, de manera que el huevo permaneció de pie ante la vista de todos. ¡Eh!, exclamó el aristócrata, así yo también lo puedo hacer. Claro, respondió Colón, Pero lo importante no es hacerlo, sino ser el primero.




Parece ser que esta leyenda no tiene mucho que ver con la historia, salvo el fondo. La metáfora del huevo de pie encima de la mesa, como algo que aparenta tener mucha dificultad, pero que resulta fácil al conocer su artificio, como lo define la RAE, hacía mucho tiempo que se conocía cuando se le atribuyó a Colón. Simplemente se ajustó como un guante a la hazaña del genovés y se asimiló a su biografía.

Viene esto a cuento por un artículo del diario El País que leí por casualidad el pasado miércoles 30 de enero, y que recoge también este artículo de su edición digital, sobre la cubierta textil y retráctil patentada en 1999 por el arquitecto español Carlos Hurtado Casanova, para cubrir la plaza de toros de Las Ventas.

La imagen de la cubierta de 16 toneladas caída sobre la arena de la plaza tras una prueba de carga había dado la vuelta al mundo unos días atrás. Como se podía leer en este otro artículo de la edición digital de El Mundo, la cubierta diseñada por la empresa francesa Cedetti estaba formada por una estructura de 60 vigas de celosía de aluminio de 55 metros, pesaba 160 toneladas, se había fabricado en Estrasburgo y traído a Madrid en 30 camiones. Como no era retráctil, su idea era desmontarla cuando llegara el buen tiempo, y volverla a montar el próximo invierno.

Cubrir un espacio circular siempre ha sido una tarea difícil en el mundo de la arquitectura, que se ha venido resolviendo con cúpulas más o menos pesadas desde tiempos de los romanos, o con grandes carpas de lona desmontables como la de los circos ambulantes, con un gran mástil central. 

La idea patentada por Hurtado Casanova para cubrir la plaza de las Ventas se basaba sin embargo en un mecanismo tan sencillo como el de la bolsa de pan, un elemento tradicional de las cocinas españolas hasta que fueron sustituidas por bolsas de plástico y paneras. Consistía en una bolsa de tela con una boca por donde se hacían pasar dos cuerdas, que salían por extremos opuestos. Cuando la bolsa se abría las cuerdas se embebían en la boca. Cuando las cuerdas se estiraban la bolsa se cerraba.




Mi abuela tenía siempre una bolsa como esa en su cocina. Yo también tengo una desde hace unos años, que uso a diario para meter y sacar las barras. Y nunca se me había pasado por la cabeza que un mecanismo tan sencillo pudiera utilizarse para cubrir una plaza de toros.

En este video el arquitecto expone su maqueta en funcionamiento, y explica la idea de la bolsa de pan que le sirvió de inspiración. Me pregunto, después de haberlo visionado y haberme convencido totalmente, qué tipo de elemento textil usa, si es impermeable, si puede disponer algún elemento que permita un aceptable aislamiento térmico, si recoge el agua de lluvia en el perímetro, y qué tipo de acabado puede tener, tanto superior como inferior. Supongo que esto ya estaba resuelto en una mente que ha realizado una maqueta así, y que puede haber unas cuantas soluciones óptimas a estas preguntas.

Qué sencillo, ¿no? Y qué cotidiano. Parece ser que no había que haberse ido muy lejos, ni haberse gastado tanto dinero, ni pensado en montar y desmontar 160 toneladas de material cada temporada. Ahora parece muy simple, como demostrar que a las Indias se llega antes por el oeste.

Desde aquí mi más sincero homenaje a este arquitecto, heredero de los grandes hombres del renacimiento.



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